Tepatitlán. Episodios Históricos

Abstract

Cuando llega un trabajo esperado es un día de fiesta. Es un festejo por un logro, por el cumplimiento de un objetivo. Con el día de fiesta nos encontramos en una celebración de la que, además se hace historia en sí misma. Es decir, es día festivo por un encuentro: el de quienes vivimos a la espera de investigaciones novedosas, que estamos atentos al menor movimiento del historiador, porque la primera señal significa que hay primicia, que el trabajo de investigación está listo para ser presentado. Es el día de fiesta para la historia. Lo decimos con énfasis, la historia de Tepatitlán de Morelos, pero también la Historia, con mayúscula. Es la fiesta de la historia, de aquella que se escribe sobre el propio terruño. La fiesta del pueblo que recibe un trabajo de investigación sobre aquellos procesos que, vistos como un trayecto histórico, nos permiten entender lo mucho que somos ahora como sociedad, en nuestras tradiciones, en las conversaciones que reúnen familias que heredan cultura. Es la historia que se escribe con esmero, con cuidado, con paciencia, durante muchas horas de alegre desvelo. Por esta razón es que decíamos que el encuentro de los lectores con la obra es un hecho que hace historia en sí mismo, pero también por lo que significa para Tepatitlán. Consideramos que es la aportación de un historiador a la Historia porque con el mismo cariño por su pueblo es que se subió el doctor Jesús González Martín al campanario de su templo parroquial para hacer la descripción de lo que estaba viendo en torno al pueblo, en su devenir a través de los siglos.